Tú
y yo tenemos algo en común. Ambos hemos visto alguna película de Walt Disney.
Y por lo tanto, es probable que hayamos visto (y aprendido) contenidos
similares.
La
compañía que nació
el 16 de octubre de 1923, comenzó haciendo cortometrajes de dibujos animados, incluidos los
de Mickey Mouse, insignia del mundo
Disney. Con la película Blancanieves
y los siete enanitos
(1937),
su primer largometraje animado, comenzará su amplio bagaje en la
industria del cine. En la actualidad, más allá de los estudios cinematográficos,
la empresa ha extendido sus negocios
al ámbito de los medios de comunicación, de los parques de atracciones y
resorts, o del merchandising.
Pero
volviendo al principio, nos centraremos en las películas de animación de la
compañía, y concretamente, en la conocida franquicia de las Princesas Disney.
Y es que los valores transmitidos
por estos personajes tienen una gran influencia
en niños y niñas de todo el mundo, y han
generado varias investigaciones desde los estudios de género, debido a la imagen que proyectan de la mujer.
Papeles
atribuidos a las mujeres en la literatura y el cine
La literatura, primero, y el cine, después, como transmisores
culturales, han proyectado una imagen
muy sesgada de la mujer, debido a la supremacía del patriarcado en la
sociedad. Y es que, a pesar de que las mujeres han tenido una alta presencia en
la literatura infantil, sus papeles se
reducen al de “madre” o al de “bruja”.
El primero, como referente en el ámbito doméstico, depende siempre de una
figura masculina en su vida. El segundo, como personaje malvado, es derrotado,
víctima de sus propias fechorías.
De
la misma manera, el cine, y concretamente los
productos Disney, se han basado en cuentos populares en los que están presentes
estos roles, y por tanto, han continuado
transmitiéndolos a las nuevas generaciones. Para analizar la evolución de
la representación del género en la filmografía de Disney, y teniendo en cuenta
las características de sus protagonistas femeninas, hemos clasificado a las Princesas Disney en cuatro grupos: “las
dormidas”, “las rebeldes”, “las luchadoras” y “las modernas”.
“Las dormidas”
En
esta categoría entrarían Blancanieves,
de Blancanieves
y los siete enanitos
(1937);
Cenicienta, de La
cenicienta
(1950);
y Aurora, La
bella durmiente
(1959).
Estas princesas son mujeres jóvenes y bellas (aunque muestran sus atributos de manera discreta), a las que se les atribuyen cualidades como la inocencia, la vulnerabilidad, la dulzura o la bondad. Su mayor deseo es encontrar el amor y casarse, hecho que queda reflejado en que la única ocupación de estas jóvenes es realizar labores domésticas, que además desempeñan con gusto.
La cenicienta (1950). Fuente: imagui.com
“Las dormidas”, como bien indica el nombre, tienen una actitud pasiva, ya que simplemente esperan la llegada de su “príncipe azul”. De hecho, en dos casos el príncipe salva a su dama de la mismísima muerte, sin que ellas hagan nada, salvo ser bellas. Asimismo, cabe destacar que en estas tres cintas los personajes antagónicos son todas féminas, encarnando el papel de “bruja” que comentábamos antes. Cuando el príncipe acaba con dichas malvadas, decide casarse con la princesa (en ningún momento se le pregunta a ella), y ella abandona todo por su amado.
La bella durmiente (1959). Fuente:
Naitopunk (YouTube)
Cabe recalcar
que ninguna de las princesas tiene una
figura materna. Blancanieves y Cenicienta tienen, en todo caso, madrastra,
que resulta ser el personaje malvado de la obra. Por último, podemos decir que
la imagen de Blancanieves mordiendo la
manzana es una clara alusión a Eva y la historia de la expulsión del
paraíso, que representa a la mujer como culpable de la caída de la humanidad.
Blancanieves y los siete enanitos (1937).
Fuente: clasicosdisney.wikia.com
“Las
rebeldes”
Dentro de este grupo tendríamos a Ariel, de la La
sirenita
(1989);
a Bella de La
bella y la bestia
(1991),
y a Jasmín, de Aladdín (1992).
Estas mujeres, a pesar de que
siguen teniendo cuerpos normativos, no
son tan recatadas como sus antecesoras. Esto se debe en parte, a la
aparición de los movimientos
feministas. Así, Ariel utiliza bikini, que se puso de moda por
aquella época, y Jasmín, también usa prendas que dejan al descubierto sus
hombros y abdomen. Y aunque Bella no
viste de forma tan rompedora, sí que se la puede considerar fruto de esta
revolución, ya que es la primera de las Princesas Disney a la que le
gusta leer, aunque bien es verdad que los aldeanos la consideran “extraña”
por ello.
La bella y la bestia (1991). Fuente: labellaylabestia2b.blogspot.com
Aunque
los personajes siguen reflejando las cualidades tradicionales de la feminidad, son más activas que “las dormidas”. Al menos al inicio de las películas
tienen otros deseos; Ariel y Jasmín quieren conocer mundo y se saltan las normas establecidas para
lograrlo. Aunque, esto desaparece con la
llegada del príncipe a escena, ya que se vuelve a la temática de la
búsqueda del amor.
La sirenita (1989). Fuente: WaltDisneyStudiosES
(YouTube)
También es verdad que dentro de su vida amorosa,
estas princesas tienen más capacidad de decisión, ya que son ellas las que buscan al príncipe.
De hecho, en dos las películas de los 90, ellos deben hacer méritos para
ganarse el cariño de la dama. Y aunque se casan con sus amados, ninguna de las
dos abandona a su familia, lo que demuestra que tienen otras preocupaciones
además del matrimonio.
Aladdín (1992). Fuente: gifmania.com
Estas
princesas no realizan labores domésticas como las anteriores, pero tampoco realizan ningún otro tipo de
actividad. Además, una vez casadas el príncipe es quien las mantiene.
Incluso en el caso de Aladdín y Jasmín el obstáculo del origen humilde de él
deja de ser un problema gracias a la ayuda del genio de la lámpara.
“Las
luchadoras”
En
este apartado incluiríamos a Pocahontas,
de Pocahontas (1995); a Mulán, de Mulán (1998); y a Tiana, de Tiana
y el sapo (2009).
A
pesar de que estas tres jóvenes son de
diferentes razas, su belleza está muy marcada por el canon
occidental (lo mismo ocurre con su predecesora, Jasmín). Pero por otra
parte, son mujeres que además de encarnar las virtudes típicas asociadas a las
mujeres, se les atribuyen otros ideales como la perseverancia, la valentía,
la astucia, etc.
Estas jóvenes, no
muestran gran interés por el matrimonio, y tienen una actitud mucha más
activa que “las dormidas” o “las rebeldes”, ya que en numerosas ocasiones son
ellas las que acuden al rescate de sus amados. De hecho, Pocahontas se queda soltera, para permanecer con su familia y
pueblo.
Pocahontas (1995). Fuente: 0751forever.blogspot.com
Sin
embargo, aunque son mujeres con mayor empoderamiento, todavía hay cierta
influencia del patriarcado en sus vidas. Así, Mulán debe adoptar un papel masculino para lograr la aceptación
social. Y Tiana aunque es la primera
Princesa Disney que tiene aspiraciones
laborales, están relacionadas con la cocina, un ámbito tradicionalmente
atribuido a las hembras.
Mulán (1998). Fuente: DisneyFilm (YouTube)
El papel del padre sigue siendo relevante
en estas cintas. Por ejemplo, Mulán se alista en el ejército para salvar a su
padre, y Tiana quiere abrir un restaurante, sueño que comparte con su
progenitor. Sin embargo, estas princesas sí que tienen referentes femeninas en sus vidas. Pocahontas cuenta con la
guía de la Abuela Sauce, Mulan tiene a su madre y su abuela, y Tiana también a
su madre.
Tiana y el sapo (2009). Fuente: blogs.disney.com
“Las modernas”
Debido
a la competencia de las películas de Pixar
Animation Studios, como Toy
Story
(1995)
o Buscando a Nemo
(2003), Walt Disney compró
la compañía en 2006. A
partir de aquí, las Princesas Disney cambian de estética, pero también cambia
la representación de la mujer en las cintas.
Entre
este nuevo grupo de princesas, englobaríamos a Rapunzel, de Enredados (2010); Mérida, de Indomable (2012); y Anna y Elsa, de Frozen:
El reino de hielo
(2013).
Aunque
estas princesas tienen rasgos agraciados, su
aspecto es más digitalizado y más aniñado que el de sus antecesoras. Pero esto
no supone que se vuelva al papel tradicional de las primeras princesas, sino
que siguen la estela de “las
luchadoras”, presentando una imagen de mujer independiente.
Aquí hay que puntualizar que en el
caso de Rapunzel, a pesar de que se
nos presenta como una joven valiente y deseosa de explorar el mundo, la historia
se parece a los relatos tradicionales de
cuento de hadas, especialmente por el personaje de la “bruja malvada” que
retiene a la protagonista en la torre y el encantador “príncipe”.
Enredados (2010). Fuente: mymovies.it
Sin
embargo, en los dos últimos títulos cobra
más importancia la relación con la familia que la búsqueda del amor. Mérida desafía las costumbres que la
obligan a casarse con alguno de los hijos de los señores súbditos de su padre,
participando ella misma en la competición de tiro con arco para pedir su mano. Y
aunque Anna al principio se nos
presenta como una joven deseosa de encontrar a su “príncipe azul”, al final prevalece el amor por su hermana Elsa,
por la que sacrifica su vida.
Indomable (2012). Fuente: WaltDisneyStudiosES (YouTube)
Por
otra parte, en la historia original en la que se basa Frozen (2013), la Reina de las Nieves, es la antagonista de la historia. En
cambio, en la película este papel se le asigna a Elsa, quién se nos presenta
como una joven incomprendida por sus diferencias, y que es perseguida por
ello. Sin embargo, al final son sus detractores los que resultan
ser los malvados del filme. Además, es
la primera vez que un príncipe, Hans, es el antagonista de en una película
Disney.
Frozen: El reino de hielo (2013)
Fuente: jardindegaia.blogspot.com
Influencia de las
películas Disney en la infancia
Como
hemos comentado más arriba, las películas Disney gozan de gran popularidad
entre los más pequeños de la casa. Los infantes tienden a imitar lo que ven y oyen, y por tanto, los valores
transmitidos mediante soportes audiovisuales pueden influir en sus actitudes.
Los
niños y niñas suelen a identificarse con sus héroes y heroínas, y aunque seguramente adopten las virtudes que
representan estos, como la bondad o la valentía, también lo harán de los actos que realizan, sean discriminatorios o
no en el ámbito del género. Por lo tanto, es importante enseñar a los más
jóvenes a realizar un análisis crítico
de dichos materiales, para evitar la transmisión de estereotipos.
Bibliografía
MAEDA GONZÁLEZ, C. Entre princesas y
brujas: Análisis de la representación de las protagonistas y antagonistas
presentes en las películas de Walt Disney. III
Congreso Internacional Latina de Comunicación Social. Santa Cruz de Tenerife, 5-9/12/2011. Monterrey: ITESM,
2011.
MARIANO
ROMERO, F. J. Emoción, cine y memoria.
Análisis de las producciones de Walt Disney y Pixar Animation Studios. Sevilla:
Fundación ECOEM, 2010. 253 p. ISBN: 978-84-105085-36-2.
Irene Reta Porres
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